El mundo estará atento mañana al eclipse solar que atravesará especialmente la parte Este de América del Norte y que en algunas zonas será total, con la espectacularidad de pasar del día a la noche en minutos. Pero más allá del atractivo que genera el fenómeno, cada oportunidad de vivirlo es una invitación a la ciencia a realizar experimentos y mediciones. Es que siempre hay algo nuevo que aprender del universo.
El impacto será mayor en Estados Unidos, ya que 15 estados de ese país serán alcanzados (aparte de regiones de México y Montreal en Canadá), aunque su difusión no se limitará a ese territorio sino que tendrá alcance global en su repercusión: las agencias informativas y los corresponsales replicarán el hecho incluso con transmisiones en directo, como anunció la señal de cable Todo Noticias. y la evolución podrá seguirse en las páginas web de numerosos institutos astronómicos (como la del Observatorio de Ampimpa).
Nicholeen Viall-Kepko, investigadora de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de EEUU (NASA por sus siglas en inglés), precisó a la agencia VOA (Voz de América) que el eclipse “ocurre cuando la Luna se sitúa entre la Tierra y el Sol, bloqueando completamente el aro principal del Sol”.
“La distancia entre la Tierra y la Luna cambia. Hay momentos en que está más cerca y en otros está más lejos. En este caso la Luna está más cerca; entonces, de alguna forma, hace que ella se vea más grande y tapa más el Sol cubriéndolo su totalidad por un par de minutos”, agrega Gerónimo Villanueva, también de ese instituto oficial. “Es maravilloso poder ver cómo el Sol desaparece y empiezas a ver las estrellas durante el día”, destaca a su vez Jason Harlow, profesor de física en Universidad de Toronto.
Cada 18 meses hay un eclipse de este estilo en algún lugar del planeta, pero los totales -como el de mañana- son poco frecuentes. El último en América del Norte fue en 2017 y el próximo, en 2044. La duración será de dos horas y media en toda su extensión, pero el bloqueo completo será de, como máximo, cuatro minutos y en unas pocas ubicaciones; en la mayoría de las localidades afectadas se calcula la mitad de este tiempo.
La NASA va a aprovechar la jornada en forma especial y tiene previsto concretar estudios especiales, que incluyen observar la corona solar (la parte experior del Astro Rey, que queda invisible habitualmente por la luminosidad que emite) desde el cielo, con un avión preparado con equipamiento específico que seguirá el desplazamiento de la Luna a lo largo del trayecto que esté obturando al Sol y que volará a unos 15.000 metros sobre la tierra (las rutas de los aviones comerciales se hacen a unos 9.000 a 10.000 metros). La idea es ubicarse por encima de las nubes que podrían afectar el día, ya que las condiciones meteorológicas serían negativas en algunas regiones (en el sur de EEUU y del valle del Mississippi se han pronosticado hasta tormentas eléctricas).
La nave llevará cámaras adaptadas, espectroscopios para estudiar la composición de la luz, ionosondas para medir el impacto en la ionósfera (depende de la energía que absorbe del Sol) y demás aparatos para determinar cómo el eclipse afecta la atmósfera terrestre, en especial en cuanto a los campos eléctricos y magnéticos. Las conclusiones -se especula- serán de máxima utilidad para evitar colapsos mundiales en las comunicaciones, por ejemplo, área muy sensible a las tormentas solares.
En el suelo terrestre también se multiplicarán los estudios (incluyendo en el mundo animal y vegetal), además de que se lanzarán cohetes de sondeo y barriletes que resisten gran altura para determinar cómo reacciona la atmósfera exterior ante el suceso.
“Lo que queremos entender es qué pasa cuando la radiación solar desaparece rápidamente. Notamos que la temperatura cambia, y buscamos precisar cuán rápido nuestra atmósfera responde a cambios veloces de la radiación, pero también queremos entender la parte de los fenómenos físico-químicos que pasan en la parte de arriba de la atmósfera”, le dice Villanueva a VOA. Augura que esa información “tiene mucha relevancia en lo referido al antes, durante y después”.
Furor
En algunas localidades, el turismo es el principal beneficiario por el eclipse, con reservas agotadas para instalarse en las ciudades que más tiempo estarán a oscuras. De hecho, se considera que económicamente será el más día rentable del año porque sólo en Estados Unidos se espera el desplazamiento interno de más de cuatro millones de personas según estimó Forbes, los que podrían erogar unos U$S 1.000 millones. Por ello, no faltarán conciertos, un festival internacional de cine, reuniones sociales al aire libre con auspiciantes, merchadising alegórico a la fecha y conferencias científicas. La estrategia apunta a que el público se sienta atraído por las ciencias espaciales y conseguir más seguidores para esas carreras, así como a garantizar entretenimiento y gastos en consumo.
La región de Niágara (en Ontario, Canadá) se declaró en estado de emergencia “no por temor, sino por precaución” (según las fuentes gubernamentales) frente a la expectativa de una inusual afluencia de visitantes por el acontecimiento astronómico, el primero de esas características desde 1979: el lugar espera recibir hasta un millón de turistas que en vez de recorrer sus famosas cataratas, mirarán al cielo. También Texas (donde la visión del eclipse sería óptima) se declaró en emergencia local, al tiempo que la legislatura de Arkansas definió el eclipse como “el mayor acontecimiento turístico de la historia”.
Claro que para apreciarlo de forma segura hay que seguir las recomendaciones de los oftalmólogos, que siempre aconsejan no mirar nunca en forma directa sino a través de un reflejo, mediante recortes de papeles, telescopios o, en caso especial, utilizando unos anteojos certificados que evitan la radiación de forma efectiva. “Nunca podemos mirar directamente al Sol, es extremadamente peligroso, puede provocar ceguera casi inmediata a pesar de que uno cree que va a ser más tenue”, señala Villanueva.
El atractivo que tiene el hecho es indiscutible. Según Fred Espenak, un exastrofísico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, la experiencia de presenciar un eclipse total de sol es dramática y emocionante, enriquecedora y memorable. La luz del día cambia rápidamente de un brillante sol a un crepúsculo etéreo en cuestión de segundos, permitiendo ver estrellas y planetas brillantes en el cielo, describe para VOA. Algo único, en definitiva.